En Brasil le echamos de menos...
Lo de Dani Carvajal es como un cuento de hadas. En su día le puso la cruz Mourinho por hacer el chaval un acto de servicio y compromiso con el Castilla (se quedó el filial con nueve hombres en un partido ante el Alcalá y el lateral jugó los 90 minutos en vez de los 60 que había previstos para reservarle para la Copa ante la Ponferradina). El chico, consciente de que tenía cerrada la puerta del primer equipo, se fue a la Bundesliga y allí la lió. Un torrente por la banda derecha. En Leverkusen todavía le añoran. Regresó a Madrid, a su casa, al equipo que ama desde niño. Supo esperar su momento, sin abrir la boca ni creerse lo que no es.
Se alternó con Arbeloa, pero en el derbi liguero del Calderón se lesionó Álvaro y Carvajal tuvo dos meses para demostrar quién es. Que se lo pregunten a Ribéry, anulado como una colilla en el doble partido europeo ante el Bayern. Repasen la final de Lisboa, en la que estuvo impecable. Acabó como mejor lateral diestro de la Champions. Una pena que Del Bosque no le metiera en la lista de 23. Hubiera dado la talla. Dani siempre la da. Tiene coraje, carácter y humildad. Se lo merece todo.