La otra Roja es un marrón
La cercanía del Mundial y la salud de Vidal inquietan a Chile sin que tranquilicen a España. En 2011 le ganamos en Sankt Gallen en el descuento (3-2) y justificamos el apuro en que nos pilló mirando a la conferencia de paz entre madridistas y culés tras la tormenta de Clásicos de la época. En el once inicial de aquel Chile había nueve futbolistas que están en la lista de Brasil. Después de aquello perdieron cinco partidos, llegaron cinco jugadores borrachos a una concentración y Borghi le dejó su sitió a Sampaoli. Repetimos en Ginebra en 2013 y allí el descuento sólo nos dio para empatar (2-2, con gol de Navas sobre la bocina). Lo explicamos porque veníamos de jugarnos la clasificación para el Mundial en Finlandia con los mejores y desatendimos el amistoso. A otros nueve de aquel once de Chile nos los encontraremos en Maracaná. Así que vamos sobre aviso.
Porque la otra Roja tiene un equipo engrasado y un plan que emerge de la heterodoxia. Empieza con tres centrales (el osasunista Silva, el exsevillista Medel y Albornoz) y ninguno lo es; son centrocampistas con garras y colmillos. Y acaba con Alexis y Vidal, que tampoco son dos puntas al uso aunque de gran valor energético. Y entre unos y otros, una tropa que busca las zapatillas al rival. Es el victorino del Mundial y nos ha caído a nosotros.