Y ahora a conquistar la Undécima
Mientras regresábamos en autobús con la Décima en el bote y el pecho henchido de orgullo madridista, un veterano aficionado vikingo me dijo: “Tomás, te veo muy contento pero no tan eufórico como esperaba”. Mi respuesta le arrancó una sonrisa: “José Luis, mi padre me enseñó que en el Madrid los títulos no se celebran en exceso porque nuestro deber es ganarlos. Por eso somos el Madrid”. Pero analizando todo lo sucedido en Lisboa y anoche en el Bernabéu, es inevitable venirse arriba.
Me quedo con detalles que honran al campeón. Me ganó para los restos ese Xabi Alonso enloquecido con los goles de Ramos y Bale, saltándose la valla para abrazarse a sus compañeros. Tampoco olvido las lágrimas sinceras de Casillas (los héroes también lloran, sienten y padecen), a Ancelotti deleitarnos cantando en plan Caruso, la alegría desatada de Marcelo y Pepe en los festejos, el afeitado capilar de Modric, al gran Cristiano con su clásico “1, 2, 3, Hala Madrid”, la alegría adolescente de los canteranos (Morata, Carvajal, Nacho y Jesé) y la euforia desenfrenada de Ramos, el martillo de la Décima. Sus cánticos en Cibeles a las 6 de la mañana (“que se enteren los indios quién manda en la capital”...”) fueron el acabose de una noche loca.
Ayer, el Bernabéu reventó como si hubiese partido para recibir a los espartanos del Estadio Da Luz. Aunque se estrenó canción, me quedo con las de siempre: Somos los Reyes de Europa, We are the Champions y Cómo no te voy a querer si fuiste campeón de Europa por Décima vez... Carpe Diem vikingos. Y desde hoy mismo, ¡todos a pensar en la Undécima!