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Dos pilotos ganadores son un problema para el equipo

Madrid

La influencia del equipo en las carreras de Fórmula 1 es muy superior a la que puede tener en las de motos, básicamente por el peso de las estrategias en los resultados. Digo esto por diferenciar claramente ambas modalidades en el asunto al que voy a referirme y que no es otro que el problema que para una escudería de coches llega a suponer contar con dos pilotos con ambición de triunfo. Lo hemos visto en multitud de ocasiones a lo largo de la historia de los grandes premios, la más reciente (y sangrante para los aficionados españoles) en McLaren 2007 con Alonso y Hamilton como protagonistas. Y ahora tiene toda la pinta de ir a repetirse en Mercedes, de nuevo con el británico en el ojo del huracán con un enfrentamiento ya indiscutible con su compañero Rosberg.

Mercedes deberá gestionar a partir de ahora una situación complicada y que puede llegar a afectar a sus propios intereses. Rosberg y Hamilton comparten el objetivo del título, que sólo puede tener un dueño y que crea tanta tensión como la que se ha vivido en Mónaco… y más que podría haberse sido de intentar el británico adelantar al alemán poniendo en peligro lo que era un doblete seguro. Lo delicado del asunto, ya digo, es que la escudería tendrá que poner orden en un momento u otro en esta rivalidad, por lo civil o por lo criminal, negociando la ventaja para uno de ellos (complicadísimo) o alterando el desarrollo de los acontecimientos para realizar esta elección de su favorito. Así que en un Mundial que parece ya casi decidido para uno de esos coches plateados, al menos nos podremos divertir con la tormenta perfecta que está ciñéndose sobre el equipo hegemónico de este 2014.