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Twitter no es inútil del todo: nos confirma que somos racistas

Algo es algo. Desde que se destapó el fenómeno Twitter se han escrito densos artículos, trascendentes manuales y sesudos tratados varios buscando una utilidad real a esos 140 caracteres que tanto ruido montan. Se han elaborado cientos de teorías sobre la utilidad o inutilidad de este invento. Esta semana, por lo menos, Twitter ha tenido una utilidad: nos ha demostrado que tenemos un problema de racismo en nuestra sociedad. Es triste, pero algo es algo.

Megáfono. Twitter nos ha quitado la máscara de la excusa con la que hace demasiado tiempo nos autoengañábamos. ¿Cuántas veces hemos justificado lo injustificable con el argumento de que eso del racismo en España era cosa de cuatro locos en los campos de fútbol? ¿En cuántas ocasiones nos hemos engañado recordando que somos un país de acogida y que siempre hay tontos cuyas actuaciones no pueden estigmatizar a una sociedad tan avanzada como la nuestra?. Pues bien, por mucho que queramos esconder la cabeza debajo del ala, las Redes Sociales nos han delatado. La verdad desagradable asoma. Y apesta.

Impunidad. La penosa imagen de la señora de Llagostera haciendo el gorila ante un jugador del Racing de Santander con tres niños sentados a su lado no hubiera pasado de simple anécdota de no ser por el extraordinario impacto multiplicador que cobró la imagen al ser difundida por la Red. Fue precisamente esa difusión la que forzó a entidades como el propio club catalán de Segunda B y al FC Barcelona (empleador de dicha señora en su museo) a tomar de manera ejemplar cartas en el asunto. Ante la sucesión de los hechos la pregunta es, ¿cuántas veces actuaciones como esa quedaron impunes?

La gran prueba. Pero la prueba del algodón se dio el pasado domingo durante la final de la Euroliga entre el Maccabi de Tel Aviv y el Real Madrid. Asociaciones judías presentaron ante el juez 17.692 mensajes claramente ofensivos contra los judíos. El mismo día, muchos destacaban que un jugador negro del Betis recogiera a un niño víctima de una avalancha en El Sadar y utilizaban la imagen para aleccionar a los racistas desde el mismo bando de una falsa superioridad. No todos los españoles son racistas. Pero hay más de lo que creíamos. Tenemos un problema y ser consciente de ello es el primer paso para solventar esta vergüenza.