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Ézaro, el legado de la Vuelta

Legado es una palabra que se utilizó mucho con motivo de las candidaturas olímpicas. ¿Cuál va a ser el legado de sus Juegos? nos preguntaban en los cuestionarios y las visitas. La pregunta iba dirigida principalmente a qué pasaría con las instalaciones una vez finalizados los Juegos, pues el COI no quería lo que sucedió en Atenas 04, donde muchas construcciones quedaron abandonadas. En este sentido cabe preguntarse por el legado de la Vuelta. Se trata de una competición a la cual se destina mucho dinero público y sería bueno obtener una rentabilidad, que no todo sea acabar con la conclusión de la etapa. Hay ayuntamientos que lo han conseguido. Los de Riosa, que es el del Angliru, y Dumbría, el de Ézaro, son buenos ejemplos.

Lograron una proyección turística sobre la zona con un valor incalculable. Pero es que, además, han sabido aprovechar el tirón de sus espacios naturales para organizar marchas cicloturistas, con el beneficio que ello supone para el lugar. La del Angliru se dejó de hacer, y este año se está intentando recuperar con el lema “Vuelve el infierno”. La de Ézaro, presentada ayer, cumplirá el próximo 7 de junio su segunda edición con el nombre “Desafío del Atlántico”, acertada denominación, porque pasar por Fisterra (el fin de la Tierra) y acabar la marcha tras superar el muro de Ézaro (30%) supone un auténtico desafío para los aguerridos cicloturistas. Así es como se mantiene vivo un legado y se rentabiliza una inversión.