El Barça, entre la Liga y el Nobel

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Trato de dar con una idea que desvele las claves de lo que pasará el sábado. Se espera de un periodista que ofrezca argumentos fundamentados respecto al gran partido. Un programa de mano de lo que acontecerá a nivel futbolístico y mental. Un sesudo análisis de las tácticas, de la disposición física de los atletas, una crítica velada al árbitro quizás, o incluso un análisis del césped o del horóscopo de los principales jugadores. Pues no. Me siento incapaz de aventurar nada respecto a dos equipos que llegan con la lengua fuera, escondiendo lesionados, engañándose a sí mismos con sensaciones ficticias, bloqueados en su actitud, pendientes de la propaganda de la prensa afín y con un futuro incierto a corto plazo. Unos tienen en una semana la cita más grande de su historia en Lisboa, los otros, pase lo que pase en el campo, van a darle la vuelta al equipo. Nada será igual.
Por tanto, acudimos a las matemáticas. Alguien me dijo, “en caso de emergencia, rompa el cristal de la ciencia”. Y me acordé de Adrián Paenza, doctor en matemáticas que se empeña en que éstas son divertidas y que para demostralo utiliza el deporte como ejemplo. Creo que a día de hoy juzgaría el partido del sábado en virtud de la Ley de los Grandes Números (una sucesión de triunfos en un sentido, tiende a corregirse, gana el Barça) o bien la Teoría del Caos (cualquier pequeña variación puede determinar un gran resultado, pienso en Pinto). Ahora ya no sé si el Barça aspira a la Liga o al Premio Nobel.



