Sello de oro a un curso perfecto
La temporada ha sido perfecta para el Celta. Salvación sin apuros, jugando bien al fútbol y con una afición entregada. El partido de ayer bien podría reflejar la campaña viguesa, salvo por ciertos matices. El cuadro olívico basó su triunfo en dos regalos blancos y la permanencia para nada fue regalada. Al contrario, el conjunto de Luis Enrique sufrió mucho para cerrar un gran año. De hecho, hubo momentos de mucha incertidumbre en la primera vuelta en los que parecían atascados y sin ideas. Los célticos, sin embargo, han terminado la Liga como motos y con una confianza infinita.
La fiesta de Balaídos fue casi perfecta. Y digo casi porque la lesión de Augusto Fernández puede dejarle sin Mundial. Sería un gran mazazo para un jugador que ha sido clave en el buen hacer del Celta y que se entrega en cada balón que disputa, aunque la Liga ya esté liquidada. Quien sí tuvo un cierre perfecto fue Luis Enrique. Con la salvación en el bolsillo hace varias semanas, el gijonés lo celebró quitándole matemáticamente el campeonato a su archienemigo. El broche de oro ha sido precioso para todos. Habrá nuevo proyecto en Vigo, pero eso será otro día. Ahora toca celebrar por todo lo alto una temporada perfecta.