La última victoria de Fernando Alonso en un gran premio se produjo el 12 de mayo de 2013. Es decir, un largo año de sequía de triunfos que se cumple, claro está, en el retorno al mismo escenario, el GP de España en el circuito de Montmeló. Demasiado tiempo ya, sin duda. Por desgracia, nos hemos acostumbrado a vivir en el terreno de las esperanzas, las promesas y las buenas intenciones tan alejado del deseable de los éxitos y las satisfacciones. Es la triste realidad a la que nos somete Ferrari a quienes deseamos tanto que el asturiano pueda por fin rendir al nivel que todos esperamos. Parecía que en 2014, el año de la revolución técnica, las cosas podrían ser diferentes pero de momento la cantinela se repite como la banda sonora de Maranello.

Alonso nos dice en la víspera de que la acción arranque en Barcelona que el podio no es un objetivo real. Seguramente tiene razón, lo que desde luego no sirve para animarnos lo más mínimo. Parece hacer suyo el discurso del Cholo Simeone, en su caso no de ir partido a partido sino carrera a carrera a carrera; pero la diferencia determinante respecto a la sensacional campaña del Atlético de Madrid es que ellos ganaban sus encuentros, mientras que en la Scuderia ven como gran premio a gran premio la brecha respecto a los aspirantes al título se amplía. Claro que todavía hay tiempo para remontar cuando sólo se han celebrado cuatro competiciones pero también es cierto que ya sabemos lo complicado que resulta recuperar el terreno perdido frente a contrincantes que tampoco aflojan el ritmo. En fin, que seguiremos dando oportunidades a Ferrari… hasta que ya no podamos hacerlo porque se habrán acabado.