Gana Márquez, pierde el espectáculo
Hasta Marc Márquez se aburre. Bueno, ha dicho que no tanto como en Austin pero lo cierto es que su triunfo en Jerez ha resultado tan contundente que el GP de España de MotoGP ha cerecido por completo de emoción e interés en la lucha por la victoria. Decepción general para los aficionados, los que estaban en el circuito y los que lo siguieron por la tele, puesto que parecía que en esta ocasión las cosas podían ser diferentes: el catalán nunca había vencido en la pista andaluza y sus rivales parecían mucho más cerca de él. Muy al contrario, el líder del campeonato, el campeón vigente y la estrella indiscutible de la categoría reina no ha dado la más mínima opción y sólo tuvo que esforzarse en mantener la concentración durante tantas vueltas.
Es tan evidente como indiscutible que Márquez se encuentra un paso, o quizá dos, por delante del resto y sus éxitos son merecidísimos, así que nada que objetar al respecto, entre otras cosas porque él debe estar encantado con lo que ocurre. Pero del mismo modo tampoco se puede negar que su hegemonía es perjudicial para el espectáculo, no tanto porque haya ganado las cuatro primeras carreras del año sino más por cómo lo ha hecho. Su autoridad comienza a ser insultante para sus competidores, da la sensación de que Pedrosa, Lorenzo y Rossi se han resignado, que asumen esa superioridad de Marc y que se conforman con recoger por las migajas que les deja. Algo tremendo para el interés de una competición, en la que la incertidumbre debería ser siempre uno de los alicientes ineludibles. Veremos si las tornas cambian en próximos grandes premios… aunque no tiene mucha pinta de que vaya a ser así.