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Me siento finalista

La frase no es mía, es de Ronquillo de SER Sevilla: “Esto no es un milagro, es esoterismo“. Narraba yo en el Carrusel, citando como única solución del Sevilla un milagro, cuando una jugada aislada, suelta, fea, terminó con Fazio peinando hacia atrás y allí apareció por primera vez en el partido Mbia para desviarla, introduciéndola en la portería de Alves, que ya antes en el minuto 39 había sacado un balón de gol (y de final ) a Reyes.

Me siento finalista, como los miles de valencianistas que jugaron tanto o más que su equipo, del que ayer sí pueden estar orgullosos. El Valencia ha merecido estar en la final y el arbitro en Sevilla y el esoterismo en Mestalla han impedido que el valencianista pueda al menos tener la alegría de una Final, aunque luego se hubiese ganado o perdido. Y el destino ha sido cruel para el Valencia y lo contrario para Unai, tan discutido aquí porque siempre le faltaba la peseta para el duro y resulta que la temporada pasada le quitó la previa de Champions al Valencia y ayer la final de la Europa League. Ahora la venta. Se acabó una época. Que sea lo que Dios quiera.