Otra vez los de colorado
Van seis mil sevillistas a Valencia y algunos se organizaban estos días en las redes sociales bajo un hashtag concreto: “invasión roja”. Me vino a la cabeza entonces aquella frase de Bilardo a Domingo Pérez: “Los de colorado son los nuestros”. Aquel episodio de Riazor quedó en el imaginario colectivo y, aunque el club ha cambiado desde entonces (1993), la identidad del Sevilla, que hoy juega de rojo como gusta a sus clásicos, no se ha cimentado sólo en los años de los títulos.
Lo cierto es que los seis mil de hoy en Mestalla son una manifestación casi espontánea y entusiasta sobre lo inesperado. El Sevilla de la renovación entró en la vieja UEFA por las sanciones a Málaga y Rayo y empezó a jugar previas en julio. Ahora está a un partido de Turín y con un 2-0 en la mochila. Pero tiene algún recelo por lo insospechado de su situación. A sus dos finales europeas llegó gracias a la magia de Nervión: el gol de Puerta y la remontada ante Osasuna. Y recuerda, además, un sufrimiento agónico para acceder a la final de Copa de 2010 en Getafe después de un... 2-0 en la ida. Este Sevilla es aún joven y tiene grietas. Más que su afición, convencida de que, antes de le previsto, han vuelto los de colorado.