Unos Juegos en el aire
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La posibilidad de que los Juegos Olímpicos de 2016 no puedan celebrarse en Río comienza a ser real. Quedan 828 días; se han agotado 1.671 desde que se concedieron el 2 de octubre de 2009. Lo peor no es que se haya dejado pasar mucho tiempo, es que las perspectivas no son buenas. Faltan las piscinas, el centro de tenis, el campo de golf, el velódromo, los pabellones de baloncesto, esgrima, judo, lucha y taekwondo, el campo de hockey hierba, el canal de aguas bravas... Eso, siendo generosos y haciendo la vista gorda sobre instalaciones temporales que son necesario acondicionar. Y no es que tenga que estar todo listo para el 5 de agosto de 2016, sino al menos medio año antes con la finalidad de celebrar las pruebas piloto.
Que iba a ser difícil celebrar unos Juegos en Río ya se sabía. Haber celebrado los Juegos Panamericanos en 2007 no era suficiente. Se habían construido instalaciones para las competiciones, pero la mayoría no resultaban válidas para los Juegos, y en todo caso hacían falta muchas más. Estaba también el problema de las infraestructuras urbanas, con una orografía muy complicada en Río que dificulta las comunicaciones. Ahí las obras sí están en marcha, porque el Mundial de fútbol está a la vuelta de la esquina. El problema son las instalaciones olímpicas. Y, como advierte el COI, también la contaminación. Son cosas que no se arreglan en dos días. Por todo ello creo que la voz de alarma está más que justificada. Hace falta un plan B.




