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Madrid-Valencia, el partidazo

Salió un partido tremendo, tal y como se esperaba de un Madrid invicto y de un Valencia que está haciendo una temporada fantástica. Frente a frente, los dos equipos que más han apostado por el espectáculo y que son los más anotadores. Uno, recién clasificado para la Final Four de la Euroliga; otro, en vísperas de disputar la final de la Eurocopa. Lo que salió de ahí fue un partidazo. Por todo lo bien que lo hizo el Valencia, y por el arrimón que tuvo que darse el Madrid para evitar perder el basket-average, no sea que al final lleguen empatados y sea la diferencia de puntos entre ellos la que decida ser primero, cuestión en absoluto baladí después de ver en la Euroliga la importancia de clasificarse primero para disputar el desempate de los playoff en casa.

Por eso el Madrid se dio ese arrimón epopéyico en el último cuarto, que le llevó a anotar ¡39 puntos! Perdía la imbatibilidad para gloria de Ferrándiz y salvaba el basket-average. Fueron merecidas ambas cosas. La derrota, porque el Valencia jugó de cine y porque el Madrid perdió el norte en muchas fases del partido. Con una defensa que se limitaba a esperar si el rival fallaba, con unos jugadores que perdonaban la vida a los árbitros ante el más mínimo error como diciéndoles ‘ojito, que somos los finalistas de la Euroliga’, con un Mirotic cuya forma comienza a preocupar, con un Laso que perdía los papeles... Hasta que alguien tocó a rebato y aquello fue la locura. Tanto, que nunca una derrota fue tan celebrada, ni una victoria tan lamentada.