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A Ferrari sólo le salva un milagro

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Me sorprende la euforia con que se ha recibido el tercer puesto de Alonso en China. Es cierto que mejora el noveno de Bahrain, y el cuarto de Australia y Malaisia, pero la realidad es que Hamilton se aleja en diez puntos más, y Rosberg en tres. El Mundial de pilotos está a 38 puntos en la cuarta carrera, y el de constructores a 102. No se engañen, el título de 2014 está perdido salvo catástrofe de Mercedes, y conociendo cómo se las gastan los alemanes, no me extrañaría que mejoren aún más el coche. La Fórmula 1 no es como el fútbol, en donde con un cambio de entrenador se puede dar un giro de 180 grados a un equipo. Marco Mattiacci seguro que aportará muchas cosas, pero más a largo plazo que para 2014. Me temo que el daño es irreversible.

Fernando Alonso realizó una gran carrera y sacó quince puntos de la chistera. Más no se le puede exigir. El podio también tuvo que ver con la torpeza de Sebastian Vettel, que frenó a Daniel Ricciardo, que está enorme. El Red Bull apuntaba a tercero. También debemos analizar el octavo puesto logrado por Kimi Raikkonen. El finlandés es un gran piloto, pero es de los que si el monoplaza no funciona, que no funciona, no lo suple con arrojo y destreza. Estoy seguro de que la diferencia entre el tercero y el octavo ha sido cosa de un Alonso que no tira la toalla. Piensa que algo milagroso puede suceder. O se aplica aquello que decía Enzo Ferrari, “vencer es bello, pero combatir es mucho mejor”. Hermoso, pero ineficaz. En 2014 lo mejor es vencer.