Arnau Baqué

Se traspasó la frontera de la dignidad

El españolismo vive aún consternado por lo acaecido el pasado domingo en el estadio. Reacciones amplias, rápidas y contundentes desde la inmensa mayoría de sectores vinculados al club, pero excesivas incógnitas siguen rodeando un suceso de tan mal gusto, tan inmerecido como desproporcionado. Ha sido como un castigo sádico del cual algunos desde su casa aún se jactan a nuestra costa. El estado policial vivido es inadmisible. Concibo el fútbol como una fiesta, como una algarabía deportiva y no como una jaula donde tener controlada a la gente como si de delincuentes se tratase, que es en lo que realmente autoridad policial convirtió nuestro preciada casa.

Y todo eso bajo qué pretexto? ¿Realmente para identificar a alguien hace falta montar un dispositivo tan invasivo y desmesurado? ¿Qué extraño y oculto interés hay detrás de semejante actuación inédita hasta ahora? Las fuerzas de orden público están para velar por la protección de las garantías y derechos fundamentales de los ciudadanos y en ningún caso para convertirse en invasores de las mismas. La dignidad del españolismo y de su afición es innegociable, bajo ningún pretexto. Es una línea roja que no cabe traspasar y realmente se ha traspasado, así que solo huelga tomar un posicionamiento firme y exigir responsabilidades a todos los niveles. Redundan las palabras, pero faltan hechos, acciones, decisiones. Justo eso es lo que pretendo inculcar a los consocios, puesto que no podemos quedarnos con los brazos cruzados y adoptar una actitud de impasibilidad e inmovilismo frente a un ataque a la línea frontal de la afición y ante una falta de respeto, lo que sucedió, tan alarmante como indigna.

El Espanyol necesita implicación y a gente que defienda el interés de nuestro mayor activo, que no es otro que la afición. Ante eso no se puede dudar, sólo cabe actuar. Tenemos una afición ejemplar y no estoy dispuesto a que se criminalice a los nuestros. Paso al frente y sin mirar atrás. Defensa a ultranza de los nuestros ante los que han agredido la dignidad de la institución.