Bemoles, técnica y contragolpe
El Barça, con un Iniesta inconmensurable y Messi jugando en su parcelita de dos metros cuadrados. El Madrid, con once jugadores entregados a la causa, defendiendo con brío desde el primer minuto y saliendo a la contra con una velocidad endiablada. Había otros detalles desequilibrantes. Di María tenía su noche y corrió como nunca. Benzema entendió que su labor era hacer de pantalla para que los contragolpes los finalizaran otros. Isco jugando de Isco pero con el plus de trabajar frenando a Alves en la banda. Y Bale siendo decisivo. Suficiente. En el Barça, menos aportaciones individuales salvo la mencionada de Iniesta. Es como si la apatía de Messi se contagiara al resto. Si a eso añadimos la inseguridad que transmitía en defensa, con Pinto a la cabeza, entendemos el desequilibrio en ocasiones y tiros a gol.
Cuando llegó el tramo final del partido, aparecieron otros factores dignos de reseñar. Una vez más el Tata Martino reaccionaba tarde. Parece escasa la media hora de juego que le otorgó a Pedro. Tampoco es muy lógico que tuviera a Neymar una hora en la banda donde hace menos daño, la derecha. Y se sigue constatando que Xavi no atraviesa su mejor momento. Algo parecido le ocurre a Xabi Alonso pero eso se suplió con la entrega de Di María e Isco en una zona que no es la habitual para ellos. En el último instante, cuando Bale ya había desequilibrado el marcador marcando un gran tanto, apareció otro protagonista: Casillas. Esta vez no fue con una parada de las suyas en las finales, esta vez fue su aliado en este tipo de partidos, el poste, el que salvó los muebles. No hubiera sido justo acudir a la prórroga.