La realidad es muy dura
Sigo pensando que Pizzi mejoró al Valencia. O lo había mejorado. Porque ahora lleva cuatro partidos que lo ganado se está perdiendo. Ahí anida ese mal inexplicable en el vestuario que desconecta a capricho de no se sabe quien al equipo. Sucedió en Almería con 0-2, en Basilea con 0-0. Los que habían alcanzado su mejor versión como Parejo, Alcacer, Piatti y Vargas se han diluido. Igual que antes parecían mejores, ahora parecen peores, pero no es culpa solo de ellos, porque de los que no hablamos es porque poco estaban aportando. Después de 15 partidos de Pizzi en liga: ha ganado cinco, perdido cuatro y empatado seis. Pizzi ha sumado sólo un punto más que Djukic en un partido menos. Y está a 8 puntos del séptimo, mientras que cuando se fue Djukic estaban a seis. Y la revolución de Rufete, que parecía que se le medía por el número de operaciones y no por la calidad o el sentido de ellas, ha quedado en fogueo.
El jugador por el que se pagaron 3.5 millones (Vinicius) no cuenta y Otamendi está en el Mineiro, comprado por 12 millones que no sé quien pagara, cuando se había acordado una cesión por seis meses y al juntar cuatro extra comunitarios, hubo que comprarlo para tapar el error. Al final Vinicius, no juega en Europa League, porque no está inscrito y Otamendi está cedido y sellada su boca para que no descubra el error. Y llegó Senderos porque el padre de Mata de rebote lo ofreció la última tarde. El equipo está a un milagro de no ser eliminado de Europa y dificilísimo que la juegue el año que viene. El filial herido de muerte y el juvenil de Baraja que gana la liga, abandonado sin un solo consejero representando al Global Respect. Y de la venta mejor ni hablamos. Si no estoy yo, que no esté nadie. A eso se dedican. Al Valencia entre todos lo van a reventar y el solo se irá muriendo.