Diez años poco aprovechados
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Se cumplen diez años de que Manzano tirara de la manta. El balance, diez años después, no se puede decir que sea satisfactorio. Se han hecho cosas —¡faltaría más!—, pero otras muchas se han quedado por el camino. De hecho, por ahí fuera siguen desconfiando de nosotros. Tenemos una Agencia Antidopaje, pero por la que ya han pasado cuatro directores, y dos de ellos —Del Burgo y Quintanar—, de perfil. Hemos tenido juicios contra el dopaje, pero en los dos principales pinchamos en hueso: la jueza de la Operación Puerto ordenó destruir las bolsas, y la de la Galgo desestimó gran parte de las pruebas al anular el procedimiento. Y de las Federaciones, la de Atletismo nos sigue dando problemas, incluso con una senadora sospechosa.
En estos diez años también hemos tenido unos cuantos positivos. En algún caso, como el de Contador, Rajoy y Zapatero nos dejaron en evidencia; en los demás, la mayoría de los delitos quedaron impunes, porque prescribir, ofrecer, proporcionar, dispensar, suministrar, administrar o facilitar sustancias prohibidas es delito, y por lo que se ve, aquí nadie se dedica a tales cosas, o sea, que el deportista se lo hace todo él solito. Y cuando se coge a alguien, los abogados acaban encontrando resquicios para que los tramposos se escapen por la gatera. Balance, pues, bastante regulín. Las bases están puestas, pero algunas aún se tambalean, porque estos diez años no dieron de sí cuanto cabía esperar. ¡Y eso que Manzano dio el trabajo ya hecho.




