El Clásico en 29 letras

El abecedario del clásico

Al principio fue el verbo. Y con el verbo, el abecedario. Nada mejor para entender el Clásico que desmenuzarlo en letras y ponerle buen humor. Aquí no están todos los que son, pero son todos los que están. La clave anda escondida en algún lugar recóndito. Quién sabe si en esta página.

El abecedario del clásico
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Ancelotti. Angelote de Murillo con una ceja disparada. Entrenador de presidentes. Del italiano, Angelotti. En pastelería, Carletto Panettone. De crema o chocolate.

Bartomeu. Presidente culé debutante en el Bernabéu. Hombre afable de esfínteres contraídos. Ver pelo de gamba.

Cristiano. Futbolista de Madeira de roble con músculos en las pestañas y pestañas en los músculos.

Chavi. Pronunciación del nombre de pila de Xavi Hernández. No confundir con Sabi Alonso.

Dani Alves. Terror de la moda y genocida de la elegancia. Amigo de Pepe. Íntimo.

Emoción. Picor ilocalizable que nos acompaña hace siete días.

Florentino. Presidente madridista y anfitrión del guateque. Su objetivo es triple: que gusten los canapés, sentenciar la Liga y vengarse de Jordi Évole.

Genio. Dícese del manchego que sale bueno, creativo, artista y madridista. Ver Iniesta y Roncero.

Hacienda. Jugador al que más teme el Barça, hábil con la pelota, pero especialmente habilidoso tocándolas. Ver tiqui-paga.

Injusticia. Que no juegue Pedrito de titular. Porque es de la cantera, porque no se queja y porque dice guagua.

Jordi Cases. Lutero del barcelonismo manirroto. Farmacéutico con katana. El fondo sur desplegará un tifo gigante con su distinguida efigie. Qué menos.

Kilo. Medida de peso, grasa, masa y valor. Neymar y Bale costaron 100. Cada uno y que se sepa. Ver Potosí.

Líder. Posición que ocupa el Madrid y por la que todos pugnan al grito de ‘Follow the leader’. (Nota: follow también significa perseguir).

LLorar. Ejercicio catártico al que se aplican aquellos que salen perdedores del Clásico. Muy bueno para liberarse del estrés y de la dignidad.

Messi. Personaje dicharachero y seductor que a veces corre. Primo de Frodo Bolsón y amigo de sus amigos (de Pinto, mayormente).

Neymar. Hijo de papá. Futbolista en busca de peluquero que una vez jugó bastante bien. Hace tiempo ya.

Ñu. Dícese del futbolista que emula al famoso antílope africano y se disfraza de caballo pequeño con cabeza de toro. Mamífero mamón.

Ostraspedrín. Quejido con el que el madridismo recibirá la entrada de Pedro en el terreno de juego.

Papá Neymar. Ídolo del capitalismo neoliberal. Llegado el Día del Padre, no hay corbatas en el mundo para regalarle. Ver Tren de Glasgow.

Quizá. Duda que expresan los más cándidos (niños y hadas) al imaginar un Clásico con buen fútbol, sin faltas y sin polémica arbitral.

Ruz. Juez que intenta hacer un puzzle con la cara de Neymar y le sale la de Rosell. Ver Caras de Belmez.

Song. Protagonista de la próxima edición de Cuarto Milenio y del film de culto El hombre que nunca estuvo allí.

Tata. Señor hasta los mismísimos martinos. Terapeuta del entorno culé. Cada vez que entra en sala de prensa sueña con entrenar al Huracán Comodoro Rivadavia, equipo de la Patagonia.

Undiano. Árbitro que nació en las Undias y que ya pitó en la primera vuelta. Bastante mal, por cierto.

Valdés. Portero del Barça que disputará su último Clásico, salvo que fiche por el Madrid. Los caminos del Señor (Floren) son inescrutables.

Whisky. Bebida isotónica y de aspecto similar al té con la que algunos sobrellevan el Clásico. No tomar con pastas ni nubecita de leche.

X Empate. Resultado que sólo favorece al Atlético y que será festejado en la Pradera de San Isidro con altramuces y barquillos. Invita Cerezo, el chulo que castiga.

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Yabadadadú. Grito con el que Butragueño celebrará el triunfo.

Zidane. Personaje de mirada penetrante que impresiona mucho cuando se levanta porque parece que está calentando para salir.

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