Ferrari vuelve a decepcionar

El aficionado de la F-1 está de enhorabuena, visto lo visto en Australia. Hemos percibido cosas muy buenas y algunas malas. Lo peor, el ruido de los monoplazas. Bueno, más bien el ronroneo. Una scooter de yuppie hortera mete más ruido. Tampoco tienen buena pinta los tiempos logrados, aproximadamente tres segundos más lentos por vuelta, un crono que en Melbourne se hacía el siglo pasado. A los ingenieros les ha pillado el toro, incluido a Newey. Por no hablar del tema del consumo o de la fiabilidad mecánica. Ecclestone quería acabar con el aburrido monopolio de Vettel y Red Bull y parece que por ahora lo ha conseguido. Aunque los más ilustrados ven negativo tanto cambio e incertidumbre, pienso que de este caos puede surgir una temporada fantástica.

Una muestra del suspense vivido ha sido el podio final. Los segundos pilotos de Mercedes, Red Bull (descalificado luego) y McLaren han superado a sus jefes. Más lío. Vettel no ha existido, pero se le espera, y más tras el carrerón de Ricciardo con el mismo RB10. El favorito de Ecclestone, Hamilton, ha durado cinco vueltas, aunque estará ahí porque el Mercedes es el Red Bull de 2014. Bottas con el FW36 hizo de Berger. Inicio fulgurante, pifia absurda y final imponente. Si Kobayashi no se carga a Massa, el brasileño hace segundo. Ojo al Williams. Y me queda Ferrari. “Mercedes está en otra categoría”. Lo ha dicho Alonso. Sin comentarios. Bueno, le faltó apuntar que no podía con los Force India en las rectas. Mala pinta, aunque falta mucho.