El encantador de quarterbacks - La historia de George Whitfield Jr.
Dani Hidalgo
La semana pasada repasamos la historia de los Manziel. Ahora daremos un paso más antes de analizar a fondo las dotes del jugador que más ha polarizado a los seguidores del football universitario. Es de vital importancia hablar de una figura clave en su vida, el hombre que ha hecho posible que Johnny Football pueda tener un hueco en la NFL: George Whitfield Jr.
¿Quién es George Whitfield Junior y por qué nunca oímos hablar de él? Porque desde fuera no hay motivo para ello. Whitfield tiene 36 años y nunca formó parte de una plantilla de la NFL. Dicen de él que físicamente aparentaba más a fullback que quarterback. Jugó en la poco conocida Tiffin University de la división II de la NCAA y pasó sin pena ni gloria por la liga de arena football, en la que no consiguió destacar en ninguno de los cuatro equipos con los que jugó.
¿Y por qué Manziel le está tan agredecido? Porque es el principal motivo de su éxito y, sobre todo, su mejora. Cuando se entrenan juntos, Johnny tiene que pagar a este autodenominado ‘QB guru’ 200 dólares al día (145 euros). Y vaya si ha merecido la pena...
En 2007, Whitfield dejó la ‘arena league‘ e iba a decir adiós al mundo del football, enviando solicitudes a algunas de las Facultades de derecho más destacadas del país, hasta que una corazonada que él mismo no sabe justificar le llevó a meterse en un profesión que por aquel entonces él no sabía ni que existía: ser encantador de quarterbacks.
De verano a verano, Whitfield ha ido corrigiendo la mecánica de pase de Manziel. En 2012, hizo lo justo para que este pudiese ganar el trofeo Heisman y, en 2013, para que mejorase su colocación de pies (entre otras cosas) a la hora de lanzar y tener que depender menos de la carrera. Y es que los números de Manziel este pasado año fueron incluso mejores que los del primero.
Whitfield es de los pocos entrenadores que entienden en sus propias carnes el éxito repentino de Johnny Football. Hace apenas unos años, su clientela se limitaba a chicos de siete a doce años. “Recuerdo un día en el que un chico de 10 años le rogaba a su madre que me diese una oportunidad”, comenta George Jr.
En 2008, tras su retirada, Whitfield trabajaba a tiempo completo en una liga juvenil de San Diego (California) y, un día, su padre le empujó a llevar su hobby de la enseñanza a ser su forma de vida. “Por aquel entonces, yo sólo pensaba en estudiar derecho”, comenta el ‘QB guru’, que se propuso hacer una vida de nómada durante varios meses: “Viajé por todo el país y observé los métodos de los entrenadores de quarterbacks en ocho universidades diferentes. Aprendí cosas de Jim Harbaugh, Jim Tressell, Neuheisel (UCLA), Tresel (Ohio State)... Necesitaba saber a lo que más importancia daban estos técnicos. Tomé notas de todo y traje todos los deberes a casa”. Con una libreta que tenía siempre en el bolsillo trasero, iba apuntando todo lo que veía...
Era la época dorada de los sistemas ofensivos, en la que varios entrenadores pioneros desplegaban sus atrevidos sistemas de ataque. Tras apuntar, observar y poner varias cosas en práctica, Whitfield se sentía preparado para enseñar cosas nuevas (con su toque personal) a sus alumnos.
Quizá el momento más determinante para Whitfield fue cuando los Chargers le ofrecieron unas prácticas no remuneradas. El entonces coordinador ofensivo, Cam Cameron, le dejó a Whitfield ver todo lo que sucede detrás del gran telón. Para Whitfield, esto equivalió a “un profesor de ciencias pudiendo pasearse por NASA”.
Fue entonces cuando Whitfield pudo ver como los Chargers moldeaban a Philip Rivers, su elección de primera ronda. Lo que aprendió el futuro encantador de quarterbacks en San Diego le dio la confianza necesaria para abrir Whitfield Quarterback Academy. La academia floreció rápidamente y apenas dos años más tarde, tenía a su cliente más destacado: Hunter Cantwell (ex de Panthers y Ravens)... El agente de Cantwell llamó un año más tarde y apuntó a la academia a otro jugador suyo: Roethlisberger. Seis meses después, Cam Newton... Luego, Andrew Luck. Y ahora Manziel.
“Hasta que llegó Big Ben, sólo había trabajado con quarterbacks adolescentes y preuniversitarios. Tras Roethlisberger, ya todos confiaban en mí”, cuenta Whitfield. De repente, la academia ganó un prestigio bárbaro y llamó la atención de los Manziel, cuyo hijo iba a jugar en la universidad de Texas A&M. “Escuchaba el nombre de Whitfield en todas partes y los quarterbacks con los que había trabajado... Y era algo así lo que quería para mí mismo”, dice Johnny Manziel.
Con el cupo de 2012 ya lleno, fue Michelle, la madre de Johnny, la que hizo posible que su hijo fuese registrado en la academia. “Le dijimos que no quedaban plazas, que no íbamos a aceptar a nadie más. Pero ella seguía llamando todos los días y al final cedimos”, confiesa George Whitfield Jr. Ahora, los expertos del mundo del football dicen que si Manziel tiene opciones de conquistar la NFL, es gracias a este encantador de quarterbacks.
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