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Atletismo: ¡Viva la Pepa!

A los Mundiales de atletismo hemos llevado trece atletas para competir en diez pruebas (una es el relevo 4x400). Ayer compitieron siete, y seis fueron eliminados a la primera. ¡Viva la Pepa! Seis que competían por haber realizado las marcas que pone la Federación Internacional para garantizar un mínimo de nivel entre los participantes, pero cinco de ellos quedaron lejos de esas marcas realizadas en su día. Suele pasar. Algo hemos de estar haciendo mal para que nos suceda con tanta frecuencia. Ese algo es que la mayoría de nuestros atletas acuden a los campeonatos con la mínima raspada, incluso sin ella como será hoy el caso de Quiñónez y Úrsula Ruiz, lo cual es insuficiente para pasar de ronda. A Abadía ni siquiera le bastó rebajarla.

Los atletas se tiran un año detrás de la mínima, la hacen, pero luego tienen que repetir o superar esa marca un día y a una hora determinada, y no son capaces. La natación española, en cambio, lo que hace es, primero, endurecer esas mínimas, y segundo, obligar a los nadadores a que las hagan en una competición concreta, para que se acostumbren a la presión y a lo que se van a enfrentar realmente en los campeonatos. Es duro, pero ahí están sus buenos resultados a diferencia de los del atletismo. A estos Mundiales acudíamos con la única bala de Ruth Beitia, y ahí sigue. Estupendo. Por eso es una pena que tantas decepciones enturbien la actuación de nuestros mejores atletas, que no siempre pueden acabar tirando del carro con medallas.