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Un récord difícil, pero posible

Cayó un récord mítico. El de Bubka en pértiga. Bubka fue todo un personaje en el atletismo. Entre mayo de 1984 y julio de 1994 batió 35 veces el récord mundial de pértiga, ya fuera en reuniones al aire libre o en pista cubierta. En multitud de ocasiones lo hizo de centímetro en centímetro. Al margen de por la dificultad evidente que entrañaba superar límites nunca alcanzados por el hombre, porque cada vez que lo batía le suponía la pertinente recompensa en metálico, bien por parte de la Federación Internacional, bien por parte del organizador de la reunión que había contratado al atleta, generalmente previo pago de un fijo por participar. En esos diez años de plusmarcas llevó el récord desde los 5,81 metros hasta los 6,15.

Hasta que ha aparecido Lavillenie para poner fin a un récord que duraba veinte años. Pero no es éste, ni de lejos, el de mayor antigüedad del atletismo. El atletismo está lleno de sombras, y aún quedan veinte pruebas olímpicas con plusmarcas realizadas entre 1983 y 1993. En estas pruebas no intervienen elementos que impulsen, lo cual dificulta acercarse a unas marcas tan fabulosas como sospechosas. En el salto con pértiga, en cambio, el material, la técnica y los estudios biomecánicos posibilitan un mayor margen de mejora que, por ejemplo, en las disciplinas donde la potencia y la velocidad lo son prácticamente todo. El desafío no era Bubka; lo son Griffith, Koch, Kratochvilova, las chinas, Powell, Sotomayor...