El fracaso de los suplentes
Con la eliminatoria perdida, Simeone tomó la decisión racional (rotar) en lugar de la emocional, la que merecía la afición que acudió en masa al Calderón: perseguir lo imposible. Tuvo suerte de que la goleada que prometía el arranque no llegó: hubiera dañado una moral ahora mismo frágil. Pero la semana deja heridas y hay poco tiempo para curarlas: Milán espera. Lo que ha quedado claro entre la semifinal y Almería es que el fondo del armario del Atleti es como el de Mortadelo: inexistente.
Aranzubia y Courtois no juegan a lo mismo. Insua y Sosa han alimentado las sospechas sobre su presencia en la plantilla. Manquillo está verde en defensa. Adrián y Cebolla son almas en pena y Mario está al 50%. El Atleti ha demostrado que, con sus titulares, es temible y merece confianza: el curso pasado a estas alturas acechaba la depresión y la cosa acabó en fiesta. Y en San Siro estarán Arda, Diego Costa, Villa, Godín... Todos menos Filipe, la salida natural del equipo. Qué daño hace esa baja...