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Bastante trabajo por delante

Para algunos equipos, los primeros entrenamientos de pretemporada en el circuito de Jerez han estado rozando el caos. Las complicaciones de la nueva reglamentación han salido a relucir en cuanto los monoplazas han comenzado a rozar y la preocupación se mezcla con la incertidumbre cuando apenas quedan dos meses para el inicio del Mundial. A partir de ahora, los ingenieros tienen mucho trabajo por delante, semanas intensas y duras porque poner a punto estos coches revolucionarios va a ser todo menos sencillo. Esta reflexión viene a cuento porque creo que a menudo olvidamos la enorme complejidad que representa uno de estos vehículos, tan distantes en concepto y tecnología de los que todos nosotros conocemos, de los que conducimos a diario…

La F-1 es la máxima expresión de la industria automovilística precisamente porque va un paso más allá que ésta. Quien ha tenido la oportunidad de ver de cerca uno de estos coches (no dejen de ver la exposición de Alonso en Madrid) habrá tomado conciencia de tal evidencia. Hay quien se sorprende cuando el Ferrari se para o el Red Bull, el coche hegemónico de los últimos años, ni es capaz de dar unas vueltas al trazado. Sí, quizá sea llamativo pero en realidad es sólo sintomático de lo que hablamos: el no va más de la ingeniería del motor y llevado hasta sus últimas consecuencias, donde se buscan unos límites que acarrean determinados riesgos. Y en 2014, por obra y gracia de la FIA, el desafío es el mayor en la historia de este deporte. Así que estemos preparados para cualquier cosa…