Es tarde ya para lamentarse

Escucho las quejas de algunos equipos sobre la nueva reglamentación técnica de la F-1 y las considero inoportunas. No quiero decir que les falte razón, pero lo que me sorprende es que se hayan dado cuenta ahora, cuando los monoplazas han comenzado a rodar, de la complejidad de estas normas. Algunos ingenieros llevan trabajando más de dos años en el proyecto y todos hablamos desde hace meses de la que se nos venía encima: motores V6, baja cilindrada, turbo, generadores, baterías, depósitos de combustible más pequeños… Quizá demasiados cambios para aplicarlos de golpe, pero el momento de plantearse estas dificultades y su viabilidad quedó atrás.

Ya es tarde para lamentarse. Durante el desarrollo de los coches estoy convencido de que los ingenieros fueron los primeros en darse cuenta del galimatías. Las escuderías han hablado de revolución y no de evolución, así que sabían perfectamente dónde se metían, qué condiciones de juego estaban aceptando. ¿Por qué no plantearon entonces sus temores? Lo que desde luego carece de sentido es hacerlo ahora. Primero porque ya no hay tiempo para dar marcha atrás y segundo, porque cada equipo ha jugado sus cartas y unos acertarán más que otros. Lo que no sirve es quejarse sólo cuando les va mal…