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El Granada desde la puerta 15

A las 12:30 había runrún de partido grande en el lobby del Meliá Castilla. Para el Granada, como para cualquiera, jugar en Chamartín es un acontecimiento. De Capitán Haya hasta la puerta 15 del Bernabéu, granadinismo en vena e ilusión. Y el Granada no salió entregado. Fue un equipo algo inofensivo, pero con estilo y futbolistas con criterio. Brahimi, Piti y El Arabi son fríos, pero tienen buen gusto, y la baja de Fran Rico nos permitió descubrir a Fatau, que todavía es un crío, pero con maneras.

El corazón lo puso Iturra y las estiradas, Roberto, que celebró su trigésimo quinto cumpleaños de parada en parada hasta que no hubo manera. Dejó buena imagen el Granada, que sólo se dejó arrastrar por el error del 1-0 pero fue un equipo con el sello de seriedad de su entrenador, que fue una emergencia la temporada pasada. Alcaraz, que estaba en el Aris, cogió la primera escala posible Salónica-Múnich-Madrid-Granada cuando Quique Pina, en serios apuros, le llamó el año pasado para echarle un cable al club de su vida. Lucas hizo su parte como la hace este año, en el que a pesar de echar de menos los goles de Riki y Piti, mantiene lejos de la zona de peligro a un equipo que perdió a dos puntales en Siqueira y Mikel Rico. Su hijo Lucas, que con nueve añitos vio el partido anónimamente en la grada ya con maneras de entrenador, aprobó su partido. Como todos los granadinistas.