Nadal es la llaga de todos

Roger Federer se presentó en el Rod Laver Arena con el físico intacto, y se marchó vapuleado y con heridas en el alma: su llaga es Rafa Nadal. Un dolor permanente. El suizo, camino de los 33 años, se resiste a dejar de pelear por los grandes, donde ha saboreado el triunfo en 17 ocasiones, y hay que alabarle por ese intento contra las leyes de la naturaleza. Por eso se puso en manos de Stefan Edberg, un jugador con el que, como se comprobó hasta que su pesadilla volvió a estar enfrente, quiere volver al origen de su juego veloz de saque y volea. Con el que quiere blindar ese revés a una mano que Rafa percute con su martillo pilón. Intentó lanzarse a la red en el primer set y fue sobrepasado una y otra vez.

La solución contra Nadal no está en Stefan Edberg, el fino sueco campeón de seis grandes. Andy Murray también recurrió el año pasado a Ivan Lendl, que triunfó en ocho Grand Slam. De su mano ganó Wimbledon… pero en un grande no derrota a Nadal desde el 2008 (en la semifinal de Australia 2010 Rafa se retiró). Djokovic llamó a filas a Boris Becker (ganador en Australia, Wimbledon y US Open) en una decisión un tanto extraña. El primer resultado ha sido una derrota en cuartos. Todos buscan antídotos ante el chico de Manacor que de la mano de su tío Toni, que nunca fue un gran tenista, está camino de igualar a Pete Sampras con 14 Grand Slam. Con mucho trabajo, mucha cabeza, capacidad para adaptar su juego al condicionante de sus rodillas... La sociedad familiar brilla y brilla, por mucho lujo que exhiban otros en sus banquillos.