La bofetada de Bucarest aún escuece
Fue el Atlético el que sumió al Athletic en la crisis deportiva en la final de Bucarest. La bofetada táctica de Simeone y el recital goleador de Falcao aún escuecen, pero las graves heridas se han curado gracias al sensato Valverde. Con peores individualidades que entonces, una vez fugados Javi Martínez y Llorente, el equipo bilbaíno parece más sólido y difícil. Tiene, al menos, más alternativas. No arriesga tanto, defiende mejor. En Bilbao se habla de devolver la moneda al Atlético y quién sabe si no meterle en depresión.
Simeone, poco amigo en San Mamés por aquel desatino con Guerrero, hizo de adivino al principio de temporada. “Nadie habla del Bilbao (sic), pero es el tapado para la Champions”, comentó nada más empezar la Liga. Pues está en ello y, desde la jornada 8, los leones van a ritmo de los líderes. En un campeonato normal, con 39 puntos, iría como mínimo tercero. Otro club miraría de lado a la Copa. Más aún con este cuadro. Eso es pecado en el Athletic y más sintiéndose ahora tan fuerte o más que aquel Atlético que le caricaturizó en la duodécima jornada. El pulso se ha igualado. Sabe que la vuelta es en el nuevo San Mamés, un feudo mágico, inexpugnable. Su misión hoy es llevar la eliminatoria abierta allí.