Landin decantó el encuentro

La prensa danesa llevaba varios días calentando este partido, pidiendo revancha, llamando al público a crear un ambiente propio de los países más mediterráneos, donde el aficionado es más fogoso. Al final el triunfo danés, esa victoria tan ansiada, se ha debido a un jugador, a Landin, que completó un encuentro extraordinario. Y cuando te topas contra un muro como él, en una tarde en la que está inspirado y parece un pulpo, no hay mucho que hacer por más que la Selección no haya jugado mal, porque dimos un buen nivel, y nuestro balonmano fuera por lo menos tan brillante como el de Dinamarca. La portería decidió el choque, porque en un lado estuvo a buen nivel, pero en el otro anduvo estratosférica, deteniendo penaltis y alguna acción de uno contra uno.

Ahora bien, yo no diría que los daneses se llevaran la revancha que querían, aunque al final la afición se volvió loca celebrando el triunfo. Fueron tres goles, una diferencia corta para lo que pusieron en liza. Tengo la sensación de que este partido se puede repetir pronto, ojalá en la final, y entonces ya comprobaremos si Dinamarca es capaz de ganar dos duelos seguidos a España, a la que yo veo bien, y en su derrota fue un equipo orgulloso hasta los últimos minutos, que no baja los brazos, que lucha y que no se desanima. Eso sí, sería de agradecer, por lo menos para quienes les seguimos, que no nos hagan sufrir tanto desde los siete metros, a pesar de que haya días en los que el portero esté tan inspirado que hasta resulte imposible batirle desde esa distancia.