El Balón de Oro no es la feria del fútbol ni el Campeonato del Mundo
Discutí el lunes en La Noche en 24 Horas (TVE) con un buen madridista, Fernando R. Lafuente, sobre el modelo de fútbol que se había premiado esa tarde con el Balón de Oro. El director del programa, Sergio Martín, nos había propuesto que habláramos sobre lo que significaba el triunfo de Cristiano Ronaldo, y como en el gen de los aficionados muy apasionados está ver el mundo en blanco o azulgrana terminamos discutiendo sobre el juego de cada uno de nuestros equipos.
Según Fernando, se había acabado el tiqui taca, Cristiano Ronaldo significa otro tipo de juego, que se ha asimilado como un guante a la mano al fútbol histórico del Real Madrid. Yo estoy de acuerdo con esta premisa: el Madrid (el Madrid de Gento y de Di Stéfano) basaba sus triunfos en la capacidad física para controlar el balón mientras dibujaba su escenario en el campo con una velocidad endiablada. Y Cristiano Ronaldo le ha vuelto a aportar al club blanco ese orgullo.
El Barça, por su parte, proviene de otra cultura, que en el equipo del tiqui taca, el de Pep, alcanzó su punto culminante y marcó no sólo su porvenir sino su migraña: si no hay tiqui taca parece que no hay Barça, y ese padecimiento lo tuvo Martino sobre los hombros nada más llegar. El recién fallecido Seguer contaba que ya en su época los azulgrana practicaban ese jogo bonito que define ahora su estilo.
Bueno, la discusión fue por ahí y yo me permití señalar que del mismo modo que en filosofía se acepta que dentro de todo sí hay un pequeño no, y viceversa, en fútbol ni todo es blanco ni todo es azulgrana, y el Madrid también tiene zonas en que ese fútbol del tiqui taca tiene su trono. Xabi Alonso, por ejemplo, es un futbolista que practica, con elegancia, el dominio del hombre sobre el balón cuando éste se halla en velocidades no adecuadas para que el equipo se centre. Esa caballerosidad del toque y del pase, que es la esencia del tiqui taca, ha sido cómplice de muchos de los triunfos del equipo blanco y por tanto de su triunfador por excelencia, Cristiano Ronaldo.
Hummm, me miró con desconfianza mi amable contertulio. Parece como si esta entronización (justa, felicito a los madridistas y a Cristiano por ello) hubiera sido el punto y final de una manera de ver el fútbol y de hacerlo. No estoy de acuerdo. Yo creo que el Balón de Oro no es el Campeonato del Mundo ni es un examen sobre teoría y práctica del fútbol sino un dictamen sobre el individuo que mejor lo hizo en la temporada correspondiente. Espero que un año gane el Balón de Oro Xabi Alonso, para que celebremos de nuevo el triunfo del tiqui taca.