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Director, va; director, viene

A finales del pasado mes de septiembre, David Villaverde, entonces director general del CSD, y por tanto número dos del deporte español, se fue a Presidencia del Gobierno. A él lo de trabajar en el deporte ni fu ni fa; había recaído ahí de la mano de Soraya Sáenz de Santamaría, y en cuanto pudo salió corriendo. Miguel Cardenal, presidente del CSD, le sustituyó por Ana Muñoz, a quien había puesto al frente de la Agencia Antidopaje. Su cargo entonces fue para Manuel Quintanar, subdelegado del Gobierno en Madrid. A él lo del dopaje, también ni fu ni fa; si Cardenal cometió el error de nombrarle, ha tenido el acierto de rectificar, recolocándole en la LFP. En menos de cuatro meses, la Agencia Antidopaje habrá conocido tres directores.

Esto deja la impresión de que la Agencia queda a expensas de los vaivenes políticos, por muy oficialmente independiente que sea. Ana Muñoz la había situado en el mapa, y me temo que tantos cambios no ayuden a mejorar su imagen. Al frente se va a poner al comandante de la Guardia Civil Gómez Bastida, un perro de presa según quienes trabajan con él, pero que en la instrucción de la Operación Puerto cometió presuntamente errores de bulto. Errores que precisamente nos situaron en el punto de mira para que se comenzara a desconfiar de nuestra política antidopaje. La Agencia siempre estará dirigida mejor por un profesional que por un político, pero sería bueno que el nombramiento de Bastida no dejara la más mínima duda sobre su rigor.