Uno de los negocios del verano culé

Se vendió Villa al Atlético de Madrid de sopetón y el culé sintió como si le hubiesen clavado algo en el corazón. El Guaje siempre fue uno de los grandes mimados de la grada de l’Estadi, siendo, sin duda, protagonista de los mejores años del Barça de Pep Guardiola. Goleó en la manita a Mourinho del Camp Nou, en la final de la Champions de Wembley, siguió la tradición de amargar la vida al madridista en el Bernabéu y su último gran servicio fue anotar para revertir una imposible eliminatoria de Copa de Europa ante el Milán el pasado curso.

Villa se fue convencido de querer estar en el próximo Mundial, el de Brasil. Sabía que si se quedaba de azulgrana, las posibilidades podrían reducirse a la bonanza de Del Bosque. Apretó a Rosell y encontró el apoyo de Bartomeu (vicepresidente deportivo) y de Zubizarreta (secretario técnico). A la terna de culés los mataron por el negocio, para muchos nefasto, aunque ahora pocos reconocerán que la salida del delantero era la mejor opción para las partes.