Peralta no pudo alcanzar el ‘Far West’

Los pilotos sólo se alimentan de kilómetros y la Torta del Hojaldre, aunque suene rica, nada tiene que ver con un dulce. Es una de las formaciones, bonitas hasta decir basta, del Cañón del Atuel, que da a la zona de Mendoza con pinta de Far West. El equipo Red Bull hizo la sesión se fotos en otro Oeste, el del spaghetti western de Tabernes, Almería, pero el fuego ahora es real. Tan real como que Al-Attiyah, que en aquel montaje cinematográfico junto a Coma, Despres o Sainz olía a buggy, dispara ahora desde lo alto de un Mini, caballo ganador. Dato curioso: San Rafael, final de la etapa de ayer que da paso a ese escenario de película, está hermanada con Almería. Por ahí iban los tiros. Lástima que ese paraje no pudiera disfrutarlo Cristián Peralta. El chileno no fue autorizado a tomar la salida tras caerse en la primera etapa y fracturarse tres dedos de su pie izquierdo. Hay sueños que sólo duran un día. Peralta se estrenaba en esa carrera que hasta 2014 sólo había visto por la tele. Este ingeniero civil no podrá ver a los suyos agitarle el pañuelo en las cercanías de Chuquicamata, por donde transitará la carrera en su octava etapa. Allí está la mayor mina de cobre y oro a cielo abierto del mundo. Desde que la cerraron, en 2007, la población, que en el año 2000 rondaba los 30.000 habitantes, se mudó a otras localidades como Calama. Chuquicamata ha quedado como una especie de pueblo fantasma. Peralta quiere dejar que lo suyo no ha sido una aparición. Ya piensa en el Dakar 2015.

Dicciodiario. Purreta. Chiquillo. Es lo que es Jeremías González Ferioli, el más joven en la historia del Dakar (cumplió 18 años el 13 de diciembre). Ha terminado Secundario y acaba de aprobar el ingreso para estudiar Administración de Empresas. Por lo pronto bastante tiene con administrar las cuatro ruedas de su quad. Marcha 13º en la general. Es bueno, el purreta.