Un partido para lucir enemistad

El Celta tiene muy pocas opciones de puntuar en el Bernabéu. A pesar de que la estadística indique que se trata del segundo mejor visitante del siglo en Chamartín, la realidad es tan cruel como diáfana. Al equipo vigués se le exige que compita y muestre una buena imagen. Si luego suena la flauta, serán puntos con los que no se contaba en la cesta de la salvación.

No obstante, da la impresión de que éste es un partido que juega Luis Enrique y que los jugadores son meros actores de reparto en una película de venganza personal. Siempre que alude al Real Madrid en sus declaraciones es para dejar patente su fobia a todo lo blanco. Su oposición a entrenador del Barcelona es patente, pero debería dejar a un lado tanto el futuro como el pasado y centrarse más en el presente. El Celta necesita salvarse y no ser utilizado como institución de promoción personal. Luis Enrique disfrutará esta tarde siendo el centro de las iras del Bernabéu. Le gusta el ruido. Cuanto más rock and roll, más baila. Sin embargo, la realidad es que los celestes pueden acabar la vigésima jornada en descenso. Esa es la música que suena ahora en Balaídos.