También en los despachos atléticos ha calado el cholismo. Los dirigentes son ambiciosos y no se olvidan de La Peineta. Lo tienen claro, para el inicio de la temporada 2016-17 quieren hacer el cambio que les daría el salto de calidad económico para estar entre los grandes. La Peineta no solamente sería un nuevo estadio, sino un macroproyecto rojiblanco que le permitiría generar un aumento considerable de los ingresos a los que ahora no puede aspirar en el Calderón. No hablo únicamente de temas deportivos sino también de opciones para incluir tiendas, centros comerciales y un sinfín de añadidos que tienen en la actualidad los estadios más importantes de Europa.

Cerezo y Gil Marín ya le han dicho a los empleados que trabajan junto a ellos que hay que apretarse los machos para cuando llegue el cambio del estadio. Por eso se está viajando con frecuencia al mercado asiático para encontrar a gente interesada en los servicios que puede dar una entidad con ganas de seguir creciendo. Será importante el tema de las infraestructuras, con una boca de metro junto al estadio. También la posibilidad de párking que hasta ahora era una odisea y una quimera a la orilla del Manzanares. El traslado está cada vez más cerca.