El mejor equipo del mundo
Les seré sincero. En mi vida no le había prestado atención al waterpolo femenino hasta que Luis Martín, de El País, me llamó excitado (como es habitual en él) desde Londres, donde cubría los Juegos Olímpicos. “Nin, sigue a las del waterpolo, van a ganar, son las mejores, este equipo respira leyenda, ya verás”, me gritó antes de colgar. Era una orden, no una sugerencia. Había pasado una sola mañana con las chicas de Miki Oca y venía a confirmarme lo que Alberto Martínez me había dicho antes de partir hacia Inglaterra: “Estas la van a liar, que son muy buenas”. Ya no me perdí un partido.
En Londres llegaron a la final y lo fácil hubiera sido vivir de la plata olímpica. Pero son unas verdaderas intensas de la vida que viven para competir. De esas que no dejan una afrenta pendiente de revancha. La ocasión llegó este verano en la Picornell con motivo del Mundial. Tal y como hicieron los chicos de la generación de oro del 92, llenaron el antiguo recinto olímpico e hicieron vibrar a la grada. En ellas se resume lo mejor de un equipo: talento, compañerismo, liderazgo, sufrimiento, respeto, deportividad y orgullo. No son las más altas, no son las más fuertes, no son las que tiene más medios, no son las que más cobran (ni mucho menos) y no son las que tienen más patrocinadores. Eso sí, juntas son las mejores.