En la ACB no hay alcorconazos

Hemos asistido esta semana en la Copa de fútbol a nuevos alcorconazos, término nacido a raíz del 4-0 del Alcorcón al Madrid y la posterior eliminación de éste hace cuatro años. La Copa propicia estas sorpresas. Es lo que se echa de menos en el baloncesto. El modelo de la Copa ACB es un éxito. Se enfrentan los ocho equipos mejor clasificados de la primera vuelta a partido único. Cuartos, semifinales y final, que se resuelven en cuatro días. Pero no hay alcorconazos. Cualquier sorpresa es relativa. Lo más que puede suceder es que el octavo de la Liga gane al líder. Pues respetando esta fórmula de que se enfrenten a un solo partido los ocho mejores equipos, se puede mejorar. Seguirían siendo los ocho mejores equipos, pero no de la Liga, sino de la Copa.

Una Copa que permitiera la participación de los equipos de las ligas Oro y Plata, donde hay conjuntos de grandes ciudades, que incluso en tiempos pasados jugaron en la ACB. Eliminatorias todos contra todos, a doble vuelta y contabilizando la diferencia de puntos. El Madrid jugando, por ejemplo, en Oviedo, y el Barcelona, en Pamplona. Una manera de favorecer la recaudación de los equipos modestos y de propiciar los alcorconazos, cuyo resultado, por cierto, ayuda a que se hable más de ese deporte. Al final, los ocho equipos que quedaran jugarían con el actual formato de la Copa. Lo que se haría es extender el interés del torneo durante más tiempo y a más equipos. Así de fácil. Ganaría el baloncesto y ganaría la ACB. Soluciones aún hay.