No parará hasta ser oro olímpico

Conocí a Mireia Belmonte cuando tenía 12 años y la entrené durante cinco. Tuvimos que apostar por ella, porque era muy joven para estar a régimen completo en el CAR de Sant Cugat. Su caso era especial y nos costó convencer a algunos directivos, pero acertamos. Nuestro objetivo era pulirle la técnica, porque el espíritu competitivo siempre lo tuvo. El primer año era la más pequeña del grupo, aunque ya lo tenía claro: “Quiero ser oro olímpico”, me decía. Y eso está persiguiendo y no parará hasta alcanzarlo. La conozco lo suficiente para asegurar que le queda camino y que lo conseguirá.

AMireia no la especializamos. Tenía un potencial tan grande que podía dominar varias pruebas, aunque era irregular. A veces se lanzaba al agua desmotivada, pero aquello fue parte de su formación. Ha ido puliendo el carácter. Decidimos no renunciar a nada, y eso le ayudó. Cuando a un nadador se le atraviesa una prueba, lo normal es dejarlo. Pero yo le exigía. Ahora, con Fred Vergnoux y después de haber vivido muchas experiencias, están dando sus frutos tantos años de duro trabajo. Ella ha ido aprendiendo hasta sin saberlo.

Extécnico de Mireia y de la Federación Española.