Un millón de privilegiados sin relevo
Se le ha puesto crudo al Athletic el fútbol para lograr títulos. De ahí que desde el 7 de mayo de 1984, casi tres décadas después, la gabarra no haya surcado la ría. Hasta cuatro oportunidades, tres finales de Copa y una de Europa League, han desperdiciado los leones para dar rienda suelta a un júbilo y orgullo que jamás olvidará el millón de fieles que se congregó a ambas márgenes del Nervión. Curiosamente, ha estado más cerca que nunca en los últimos tiempos, pero se ha tenido que cruzar con el mejor equipo de siempre, el Barcelona, y el Atlético más competitivo en tele a color. No rozó ganar una sola de las finales del siglo XXI, pero despertó hambre y renovó pasiones.
Con el agua a la altura de los tobillos en un pantalán y la bandera rojiblanca al viento, uno gozó viendo pasear triunfales a aquellos guerreros de Clemente, con tantos artistas como tipos duros. Schuster y Maradona, una de las mejores parejas de todos los tiempos, no pudieron con ellos. Después de que el ciclón Bielsa le acercase a la gloria, se desintegró un equipo con pinta de campeón. Valverde ha cogido la ola. La Copa es la única opción. De ahí que preocupe voltear al Celta.