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No sólo hay que ser honrado...

La Asociación de Ciclistas Profesionales (ACP) elige mañana presidente. No es cuestión baladí, porque el cargo tiene mucho de representación e imagen. En otro deporte quizá importen menos estas cuestiones, pero el ciclismo se está regenerando y necesita confianza, personas con un pasado íntegro. La ACP, por ejemplo, tiene una clara responsabilidad en la Vuelta Júnior, y se encarga de transmitir a los niños los valores del ciclismo. Por eso tiene que tirar de ex ciclistas anónimos, pero con una hoja de servicios impecable, porque no estaría nada bien que un ciclista sancionado en su día por dopaje, y en absoluto arrepentido —sólo Manzano lo hizo— fuera por los colegios diciendo a los niños lo que hay que hacer.

Ésta fue precisamente la razón por la cual el anterior presidente de la ACP, Pipe Gómez, dejó el cargo cuando trascendió que su nombre salía en la Operación Puerto. (Por cierto, no se entiende cómo visitó el pasado día 28 el Museo Olímpico de Barcelona como miembro oficial de la Fundación Deporte Joven, dependiente del CSD y que también presidía). A Gómez le sustituyó José Luis de Santos, ex ciclista del Banesto y ex seleccionador, sin oscuro pasado. Ahora se presenta a las elecciones frente a Santos González, ex ciclista más famoso, pero de pasado turbulento: Kelme, expulsado del Phonak por valores anómalos, positivo en el 3 Molinos y retirado en el Galicia de Pino. Los ciclistas se tienen que mojar y decir a quién prefieren de interlocutor.