Futre y el ‘paso atrás’ de Falcao
Oporto deja un sabor agridulce en el Calderón, recuerdos contradictorios. Derrotas pendientes aún de aplicarle el desquite (el engaño a balón parado de la primera vuelta fue un paso) y una frase hiriente pronunciada por su mandamás tras el fichaje de Falcao: “Le dije que el Atlético era un paso atrás, que iba a un equipo que no gana nada”. Una declaración ofensiva, reforzada por esa carcajada previa con la que recibió el interés rojiblanco cuando aún no se lo creía, que venció inexorablemente en ley de Murphy: desde entonces el Atlético no hizo otra cosa que ganar. Radamel no lamentó jamás llegar al Manzanares como auguró Pinto da Costa; llora hoy haberlo dejado.
Oporto es también un cliente habitual en los negocios raros de los dueños. El origen, no siempre directo, de otros futbolistas que se calzaron la rojiblanca para tomarla el pelo. Pero es igualmente el lugar de donde llegó Futre, cinco letras mayores en la historia del Atlético. Con sus caprichos, sí, pero inolvidable: ese vértigo al correr y al regatear, esa zurda prodigiosa, ese gol y ese túnel a Chendo en la final del 92.
Nunca aprendió el castellano del todo, pero ejerció el colchonerismo desde el primer día. Y su grito desaforado por televisión en el gol de Miranda, expulsando el corazón por la garganta, ya está en los anales del fútbol. Llega el Oporto y con él su cadena de motivos para el rechazo, especialmente en el palco. Pero es una parte de Futre. Así que póngase de pie y aplaudan.