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¡Qué poco presumimos del cross!

Campeones de Europa de cross por equipos por octava vez, segunda consecutiva. Decimoquinto podio, del que no nos bajamos desde hace nueve años. Segundo título individual para Bezabeh, después de que ganara el primero en 2009. En el cross mandamos. Pero no lo parece. Las victorias no consiguen la notoriedad que proporcionan en otros deportes. Y tampoco se puede decir que el cross nos resulte extraño. En España tenemos carreras de cross todo el invierno, y Mariano Haro y Carmen Valero adquirieron gran popularidad corriendo precisamente esta especialidad. Pero pasa como en el baloncesto ACB. Hay deportes y competiciones que han ido perdiendo interés, y no por sus resultados, sino por la mala gestión de sus dirigentes.

Para vender los éxitos hay que salir a la calle y exhibirlos. Mas Odriozola es todo lo contrario. Que sea el mundo quien le rinda pleitesía. Y así le va a él y a nuestro atletismo. Pero es que, además, está el caso de los atletas que nacionalizamos por interés. A Bezabeh, el campeón y líder del equipo de cross, le dimos la nacionalidad deprisa y corriendo para llevarle a los Juegos de Pekín. Luego nos salió rana, y fue imputado en la Operación Galgo cuando declaró que iba a someterse a dopaje sanguíneo. La Federación no le sancionó y tuvo que ser el CSD quien lo hiciera. Le cayeron dos años, desapareció y ahora ha vuelto a escena. Difícil sentirnos orgullosos de su triunfo. Son las consecuencias de este atletismo que ha propiciado Odriozola.