La base siempre es un buen coche…
Hemos sabido estos días que Ferrari ha sido la escudería con mejor promedio de tiempo en las paradas en boxes durante la pasada temporada. También que sus pilotos han adelantado más que cualquier otro. Buenos datos, sin duda, que nos vienen a recordar que estamos ante una de las grandes escuderías de la Fórmula 1 pero también que de poco sirven todos los esfuerzos si flaquea la base: hablamos de carreras de coches, así que sin uno realmente bueno poco se puede hacer. Cuando decimos que los éxitos de Vettel se cimentan sobre un Red Bull volador no debe interpretarse como un demérito para el alemán, en realidad es el único modo de hacerlo en este campeonato de grandes estrellas… y argucias aerodinámicas.
Alonso es buenísimo, nadie lo cuestiona, pero ese descomunal talento le puede servir para neutralizar mínimas diferencias mecánicas en determinadas condiciones. Su capacidad no es suficiente para combatir en inferioridad con otros pilotos que también son excepcionales (cuatro campeones del mundo en la parrilla además de él mismo) y cada domingo de gran premio. Las genialidades son justo eso, así que salen de cuando en cuando y nunca con garantía de éxito. Esta solvencia la otorga un monoplaza al nivel del mejor, quizá un pasito por detrás pero no a esos dos segundos por vuelta que hemos llegado a ver puntualmente durante el pasado Mundial. Así que parece claro que en Maranello tienen los mimbres del triunfo, siempre ha sido así, pero sin acierto en su coche de poco servirá lo demás.