Pensar que Pedro de la Rosa y Marc Gené están en Ferrari por un capricho de Fernando Alonso o una imposición del Banco Santander es un argumento que no se sostiene. En ocasiones he escuchado comentarios al respecto y sólo me provocan una sonrisa, ni siquiera puedo tomarlos en serio. Creer que se podría mangonear de ese modo en una empresa, en una escudería, en una leyenda como la de Maranello no tiene lógica alguna, el mismo sinsentido que afirmar que Alonso o el patrocinador tienen interés en colocar a alguien en determinado lugar. La Fórmula 1 es algo mucho más serio que todo esto, no es un cortijo en el que el señorito enchufa a sus amiguetes porque sí…

Los dos catalanes disfrutan de un sitio en este proyecto por su talento al volante, por su talante en la vida y por su experiencia. Ni más, ni menos… Es evidente que ambos son colaboradores del agrado de Alonso pero también del resto de la escudería. Pero si habláramos de dos tuercebotas nada les mantendría en Ferrari, ese favoritismo me temo que es mucho más frecuente en otros ámbitos de la vida que en el asunto que nos ocupa. Esto es deporte, competición, superación y trabajo, así que debemos sentirnos orgullosos de que un trío de españoles hayan sido capaces de ganarse el respeto y reconocimiento de la Scuderia, esa referencia ineludible de los grandes premios y la excelencia sobre cuatro ruedas, por mucho que últimamente no atraviesen su mejor momento.