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De espías, familia y entornos

No hay caso Ramos. El problema de los contratos de larga duración es que se terminan las primas y porcentajes para los que mueven los intereses del futbolista. Para ser exactos: se recortan, ya que cobrar siguen cobrando porcentaje por la ficha anual. A Sergio Ramos le quedan tres años y medio y el club no contempla, ni por asomo, mejorar el mismo. Entre otras cosas porque ya está en un nivel top, que diría el otro. Ese nivel es el que ocupan los dos capitanes principales y es el peldaño inferior al de Cristiano. Por debajo de ellos en emolumentos está incluso Bale. Esto lo sabe el jugador, pero de aquí a final de temporada aún nos quedan dos o tres grandes portadas pidiendo su mejora de contrato. Seguro.

El muro. Guardiola sin careta en Múnich. Ya había pasado en Barcelona. Tras la fachada de tipo afable, dialogante y exquisito con la Prensa, esconde los recelos del resto de colegas de profesión. La Prensa, cuanto más lejos, mejor. En su día aceptó la recomendación de Bielsa, cuando se preparaba para ser técnico, de no conceder entrevistas personales. Eso lo ha cumplido a rajatabla. Ahora, amenazando a sus jugadores porque se han filtrado varias alineaciones en el Bayern, demuestra que al final le persiguen las mismas obsesiones que a otros colegas que se sitúan en las antípodas de su presunto estilo.

El teleobjetivo. Su compañero Mourinho llegó a perder el sueño por esta cuestión de las filtraciones. En el colmo de la paranoia, y cuando ya no servía deslizar que si el topo era éste o aquel, aseguró un día en el vestuario que ya sabía cómo se conocían las alineaciones. Dijo que todo era por el trabajo de un fotógrafo de un diario deportivo que se apostaba en un edificio a un kilómetro de Valdebebas y desde allí tenía visión de la pizarra del vestuario. ¡De locos! Pero para no llevarle la contraria, taparon los presuntos puntos de visión.

Tata, blindado. Al final va a ser verdad que Martino tiene más poder del que aparenta. Y grandes padrinos. Curiosamente, tras la primera derrota de la temporada, la Prensa de Barcelona coincidía plenamente en lo acontecido horas después. El Tata les había echado una gran bronca a los jugadores porque faltó actitud en Amsterdam. Así que lo que quedó entre los aficionados es que los jugadores habían sido unos holgazanes y el pobre técnico blaugrana una víctima. Lo de poner a Puyol de lateral después de varios meses de inactividad o dejar en el banquillo a Busquets en un partido de tanto nervio, quedó diluido.