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Al-Attiyah carecía de un proyecto serio

Sólo unas pocas horas después de que, en este mismo espacio, explicara las razones por las que Carlos Sainz había decidido poner fin a su colaboración con Nasser Al-Attiyah para el Dakar 2014, el catarí daba la campanada abandonando él mismo su buggy para subirse a un Mini. Es la evidencia más incontestable de que carecía de un proyecto serio y que por ello al madrileño no le ha quedado otro remedio que buscarse la vida por su cuenta… con todas las incertidumbres que también se plantean en un cambio que no deja de ser igualmente algo precipitado. En todo caso, no creo que el nuevo equipo de Sainz vaya a ser peor que el de Al-Attiyah, básicamente porque Carlos ha dirigido, en el poco tiempo del que ha dispuesto, el desarrollo de ese coche.

Lo más fastidioso del asunto es que Sainz hipotecó el año pasado una oportunidad en el Dakar en lo que se antojaba de antemano como un brindis al sol. Y como no quiero pecar de oportunista ahora que el plan de Al-Attiyah se ha desmoronado, recupero unas líneas que escribí hace casi un año, en concreto el 20 de diciembre de 2012: “…. veo muy condicionado el regreso de Carlos Sainz a la gran cita del desierto. En su caso, mis incertidumbres apuntan a la mecánica. Un buggy sin apenas rodaje, realizado de forma artesanal y mucho me temo que con una fiabilidad más que frágil. (…) Si el buggy supera la primera semana de raid, para mí será una sorpresa mayúscula. De hecho, me cuentan que en el equipo Volkswagen de rallys están muy tranquilos porque creen que Sainz no faltará a su debut en Montecarlo.” Y así fue, lamentablemente…