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Carlos Sainz quería garantías para el Dakar

Madrid

Tras la retirada de Volkswagen, encontrar un volante para el Dakar no ha sido una labor sencilla para Carlos Sainz. Sigue manteniendo una estrecha relación profesional con la marca alemana en su nuevo reto del Mundial de rallys (y con inmejorables resultados: título de Ogier al primer intento), así que no puede sentarse en cualquier coche. Su abanico de posibilidades se ve con ello bastante limitado, porque tampoco es que sobren los puestos al nivel de calidad del madrileño. Por eso el año pasado se embarcó en una aventura un tanto arriesgada, así lo comenté en su día, con Nasser Al-Attiyah, un proyecto que nacía con vocación de continuidad… pero que ha resultado flor de un día y en 2014 estos dos vencedores de la gran prueba africana defenderán por separado sus intereses.

Sainz es un perfeccionista y un ganador, así que como las garantías que le ofrecía Al-Attiyah no le parecían suficientes, ha decidido buscar un nuevo destino en el que disponga de un mayor control de cuanto ocurre. El proyecto del qatarí parecía tener los mimbres para ser exitoso, pero a la hora de la verdad había más papel mojado que otra cosa. El español no hablará abiertamente del asunto porque no es de los que va dejando cadáveres por el camino, pero lo cierto es que Al-Attiyah no estaba cumpliendo con el pliego de condiciones que se planteó cuando se puso en marcha ese equipo. Ni el coche, ni su preparación, ni la fiabilidad, ni los test estaban al nivel de exigencia de Sainz. Y como bien explicó ya él mismo en unas declaraciones en AS, a estas alturas de su vida no va ir al Dakar a pasearse… Su ambición es otra, claro está.