Qué miedo tiene la ACB a cambiar

Cuando la ACB ha perdido un 85% de ingresos en derechos televisivos, cuando ha perdido un 81% de audiencia en TVE, cuando lleva dos meses desgobernada, sin presidente ni director general, lo que hace falta es un puñetazo sobre la mesa para poner fin a la sangría. Por eso miedo me da la falta de contundencia con que la ACB afronta el problema. Admite que el objetivo es "generar un cambio importante en el producto" y que para ello "trabajará de forma especial sobre el sistema de competición", pero la última decisión para dotar de mayor interés a la liga regular fue que el primer clasificado jugara la Euroliga, algo que pronto quedó sin sentido al otorgar al Madrid, Barcelona, Baskonia y Unicaja plazas fijas para este torneo.

Ahora se van a "abrir las puertas al diálogo y las ideas", lo cual se hizo ya hace tiempo, y también quedó en nada. Además se habla de trabajar "sobre otras áreas de trabajo con todo el entorno del baloncesto". Eso es lo malo. Deja la impresión de que el problema se quisiera desviar, cuando está sobradamente detectado. A la ACB le suele pasar que los árboles no le dejan ver el bosque, o mejor dicho, no lo quiere ver. Ojalá esta vez vaya en serio, y no se quede en más de lo mismo. En la última asamblea de octubre, por cierto, habló de "agilizar la elección del nuevo máximo ejecutivo"; ayer, de "impulsar la búsqueda y nombramiento del nuevo presidente ejecutivo". Esta es la razón por la cual desconfío de la ACB: bla, bla, bla.